Seguro que te ha pasado: un día te pones delante del espejo
y, de pronto, te parece que tu piel se ha apagado.
¿Cómo ha podido
suceder?
Hay muchos factores que hacen que nuestra piel se resienta y
vaya perdiendo ese aspecto saludable que tanto nos gusta. Si lo piensas, es
lógico: la piel es una estructura supersofisiticada que cumple una labor
importantísima: protegernos de exterior.
Es nuestra barrera ante el mundo, frena diariamente un
montón de agresiones de las que ni nos enteramos: nos defiende de la
climatología, de elementos tóxicos, de las infecciones…
Es normal que se resienta si no le proporcionamos los
cuidados que necesita a diario.
Así que si la notamos falta de energía es el momento de
parar motores y mimarla un poco, porque posiblemente lo que notamos en el
espejo sea síntoma de un agotamiento más profundo.
Una piel en baja forma reduce su efectividad como agente de
protección, así que nos conviene ponerla a punto, y hacerlo ¡cuánto antes!
Y un pequeño (o gran) detalle más: la fatiga de la piel se
traduce en falta de juventud. Parecerá más ajada y nos echará años encima, y
eso… no lo queremos ¿verdad?
5
razones por las que tu piel te dice ¡basta!
Como todo, estas
cosas no ocurren de un día para otro, sino que son la suma de factores
distintos. Los hábitos poco saludables, mantenidos en el tiempo, nos pasarán
factura, así que es momento de hacer una pequeña revisión para corregir
aquellos que nos hacen más daño.
#1 ¿Duermes
lo suficiente?
Ahí tienes una
buena razón para que tu piel esté cansada. Y tú, probablemente, también. Lo de
dormir ocho horas diarias puede parecer un mito, pero cuanto más te acerques a
ese objetivo, más lo notarás.
Una piel con pocas
horas de sueño pierde defensas, marca más las arrugas, se oscurecen las ojeras,
se dilatan los poros, aumenta la aparición de todo tipo de imperfecciones… ¿Hay
que decir más?
#2 ¿Bebes
poco?
Agua, obviamente.
Agua natural. Tres cuartas partes de la piel son agua, así que si descuidas tu
hidratación la piel lo notará al instante. También puedes hidratarte tomando
frutas y zumos naturales (con mesura). Pero nada como un buen vaso de agua.
Otro tipo de
bebidas no cuentan; es más, descuentan. Los refrescos azucarados o con
edulcorantes, las cervecitas del verano y las bebidas de alta graduación harán
un flaco favor a la salud de tu piel, entre otras cosas.
#3 ¿Y qué
comes?
Porque ese es otro
pilar fundamental. Dime qué comes y te diré si tienes una piel saludable. Es
cuestión de sentido común.
Si te alimentas a
base de pizza y croquetas, te encantan las patatas fritas de bolsa y te tiras
de cabeza al chocolate en cuanto tienes un momento de flaqueza… pues qué te
puedo decir. Tu cara (y seguramente tu trasero) lo van a acusar sí o sí.
Cambia de onda y
vete al equipo de los que mantienen una alimentación saludable.
Ya sabes de qué
va: olvídate de los alimentos procesados, mete en el carro del súper unas
buenas raciones de frutas y verduras, redescubre las legumbres. Si reduces las
toxinas en la dieta, tu piel te estará aplaudiendo.
# 4 Esos
(malos) hábitos…
El tabaco es un
enemigo. Destruye el colágeno de la piel y disminuye su producción natural, por
lo que sus efectos se notan enseguida en la formación de arrugas.
El consumo de
alcohol también se nota: envejecimiento prematuro, deshidratación, aparición de
acné, lesiones vasculares (las típicas “arañas”, pequeñas redes de venas que se
hacen visibles), deshidratación… ¿De verdad compensa?
#5 El sol,
amigo y enemigo
Poco se puede
decir que no sepas, así que vamos a repetir: jamás tomes el sol “a pelo” y
asegúrate de que tu crema diaria tiene factor de protección. La radiación está
haciendo su trabajo siempre, aunque no la notes.
Ponte
manos a la obra ¡ya! y presume de piel joven
Si te has visto
reflejada en alguno de los puntos anteriores, o en todos, y crees que tu piel
necesita que le des un descanso para recuperar frescura y juventud, no dejes
pasar un día más.
La vuelta del
verano es, además, un buen momento para retomar hábitos y poner el contador a
cero. Todos cometemos algún exceso cuando estamos fuera de casa, pero eso no
tiene que suponer un problema si luego vuelves a tus rutinas de cuidado facial
y corporal.
Revisa todos los
puntos que ya hemos comentado: descanso, hidratación, alimentación, hábitos… A
mayores, sigue estos pasos que te cuento a continuación y enseguida tendrás
resultados:
#1
Limpia en profundidad
Lo primero es utilizar un exfoliante adecuado a tu tipo de
piel. Lo que hará es arrastrar las impurezas que se hayan acumulado y empezar a
devolverle a tu piel un poco de la luminosidad que estaba escondida bajo capas
de células muertas.
En realidad ya sabes que utilizar un exfoliante es una
recomendación para todo el año, al menos una vez a la semana. Pero en verano se
convierte en una necesidad ineludible para mantener la piel del rostro limpia,
activar la circulación y dejar que los poros se oxigenen.
Una vez más, y las que hagan falta, te recuerdo lo
importante que es hacer todo esto con un producto adecuado para tu piel,
especialmente si la tienes sensible.
#2
Hidrata como si no hubiera un mañana
Seguramente será
una de las necesidades más acuciantes, así que retoma el hábito de ponerte un
buen tratamiento hidratante cada mañana, adecuado a tu edad y tipo de piel.
Mantener la humedad es fundamental para que la piel esté sana y en óptimas
condiciones para realizar su función.
Una o dos veces a
la semana puedes aplicarte una mascarilla y complementarás de la mejor manera
el esfuerzo de todos los días.
#3 Elige un
buen tratamiento
Una piel limpia e
hidratada es la base para poder sacarle todo el partido a los tratamientos
faciales. Voy a recomendarte uno que debes probar, porque da un resultado
fabuloso: se trata de los productos Timeless Prodigy, de Skeyndor.
Como lo que te
interesa es ver resultados, tienes que irte a una marca de confianza como
Skeyndor. Su línea Timeles Prodigy está, además, recomendada para todo tipo de
pieles. ¿Qué puedes probar?
● El Sérum. Un
antiedad concentrado elaborado con más de quince potentes principios activos,
entre ellos Rosa damascena, trufa blanca, té Kombucha, ácido hialurónico y
vitaminas A, C, E, B5, B7 y B9, entre otros componentes. Una pequeña cantidad
en cara y cuello, por la mañana y por la noche, es suficiente para ver
resultados.
●
La crema. Para
completar el tratamiento, tras el Sérum utiliza la crema para pieles maduras,
secas y muy secas, con el poder revitalizante de 50 millones de células madre
de Rosa Damascena, y una textura LC (Liquid Cristal).
Con todo esto,
seguro que tu piel dará un salto atrás en el tiempo y te agradecerá el esfuerzo
manteniendo un aspecto sano y fresco.
Para ponértelo
aún más fácil, durante el mes de agosto
de 2018, podrás llevarte la crema Timeless Prodigy de Skeyndor por 99€, en
lugar de su precio habitual de 136€ ¡Un regalo para este verano!
Recuerda que si
tienes alguna duda sobre qué tratamiento es el mejor para ti, puedes
preguntarme y estudiamos qué es lo que necesitas. Puedes contactar conmigo por WhatsApp 645 260 655 o llamarme al 987 919 145.
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